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El problema del envejecimiento en Uruguay, el empleo y los costos asociados

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El sistema de seguridad social uruguayo tiene un esquema “muy rígido” para jubilarse. Foto: Francisco Flores

RETOS PARA EL PAÍS

Un informe del Banco Mundial analiza la situación generada por el envejecimiento poblacional, la automatización del empleo y los problemas en la educación y plantea soluciones.

Envejecimiento, cambio tecnológico, habilidades y regulaciones laborales en el Uruguay que viene. De eso trata el documento “Justo a tiempo” que elaboró el Banco Mundial (BM).

El país se encuentra en pleno “bono demográfico” lo que implica que este año “la tasa de dependencia de niños y adultos por cada adulto joven alcanzará su mínimo valor, cerca de 55%, para luego subir en 2040 a 60% y hacia fin de siglo a 80%” y “el costo” de ello “será un mayor porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) destinado a servicios sociales básicos (salud) y a protección social (jubilaciones y pensiones)”, indica el informe.

El BM sostiene que “es posible extender el bono demográfico por un período mayor de tiempo incrementando la participación de las mujeres en el mercado de trabajo y demorando la edad de retiro de los trabajadores”. ¿Cómo? “Para promover la participación de las mujeres en el mercado de trabajo es necesario otorgarles un mayor apoyo en el hogar y en los procesos de incorporación al empleo”, afirma y agrega: “la edad de retiro efectivo de los trabajadores puede posponerse ofreciendo incentivos adecuados. En lugar de enfocarse en debates sobre la edad mínima legal de retiro, parece más importante buscar mecanismos que faciliten y promuevan el diferimiento voluntario del retiro”.

Según el BM “el sistema de seguridad social uruguayo tiene un esquema muy rígido para acceder a la jubilación por vejez: 60 años de edad y 30 años de aportes. Sin embargo, se prevé que el mercado de trabajo se vuelva cada vez más heterogéneo y ya se observa una tendencia natural hacia la postergación de la jubilación: entre 2004 y 2011, la edad de retiro promedio se extendió un año en los hombres (hasta los 63,9) y medio año entre las mujeres (hasta los 61,9). Para promover una continuidad en esta tendencia, parece importante introducir un esquema más flexible de jubilación, que motive a los trabajadores a seguir generando riqueza”.

Empleo y máquinas.

La automatización de puestos de trabajo es una realidad y el Banco Mundial destacó que “tiene dos efectos sobre el mercado de trabajo: sustitución y escala”. El “efecto sustitución sucede porque los procesos productivos automatizados reemplazan las tareas rutinarias que realizan los trabajadores”, mientras que “el efecto escala es generado por la mayor eficiencia que provoca la automatización parcial de estas tareas, que reduce costos, se traslada a los precios, incrementa la demanda, y, por lo tanto, la producción y el empleo de mayor calidad”, explica.

Los robots reemplazarán a las personas en muchos puestos de trabajo. Foto: Reuters
Los robots reemplazarán a las personas en muchos puestos de trabajo. Foto: Reuters

Según el informe, “el efecto escala puede más que compensar la pérdida de empleo que genera el efecto sustitución, a través de la creación de trabajos en otras áreas” y “el mercado de trabajo de Uruguay refleja este fenómeno”.

El organismo dice que lo ocurrido en el sector financiero es “un buen ejemplo” de ello con crecientes transacciones a través de Internet, incorporación de cajeros automáticos, entre otros.

“La producción del sector de intermediación financiera creció a gran velocidad durante el período 2009-2016, acumulando un incremento de 75% en siete años. En cambio, el empleo en el rubro financiero cayó durante los años 90, pero se recuperó con rapidez y, a pesar de la creciente automatización del sector, se incrementó un 7% entre 2009 y 2013, para después estabilizarse. La productividad aumentó a un ritmo aún mayor, ya que la productividad laboral aumentó un 63% en el período bajo análisis”, dice el estudio.

“El empleo en el sector bancario privado retrocedió casi 10% entre 2009 y 2016, pero se mantuvo estable en el sector público. Por el contrario, la cantidad de trabajadores en instituciones no bancarias creció 26% en el mismo período por lo que más que compensó la disminución del rubro bancario”, explica.

“En Uruguay, el avance tecnológico no dio lugar a una situación de desempleo, sino a un cambio en el perfil de los trabajadores de acuerdo con las tareas que realizan, lo que resultó en una reducción en la participación de los trabajos rutinarios. Este proceso continuará y transformará la estructura del mercado de trabajo”, asegura el BM.

“El cambio en el perfil de las tareas tiene un impacto distributivo. El mercado de trabajo uruguayo parecería estar iniciando un proceso de polarización salarial por el que la demanda se concentraría en trabajadores con alta calificación y productividad, que realizan tareas cognitivas, y trabajadores con bajos salarios, que realizan tareas manuales no rutinarias. La consecuencia es que los trabajadores de habilidades y salarios medios, que realizan tareas rutinarias, se podrían ver crecientemente expuestos a una pérdida de empleo”, advierte.

No obstante, “Uruguay está en una buena posición para anticiparse a posibles shocks y desarrollar políticas de promoción sectorial que tomen en cuenta el impacto de la tecnología en la demanda de trabajo.”, señala.

Reformular sistemas educativos es clave

El informe del BM también hace hincapié en la necesidad de cambios en la educación. “Un primer desafío es reformular los sistemas educativos para enfocarlos en el desarrollo de habilidades cognitivas y socioemocionales fundacionales, que permitan a los trabajadores adaptarse a los nuevos escenarios que proponen los cambios tecnológicos”, afirma el documento. “Es necesario que el sistema educativo pase de formar habilidades técnicas tradicionales -asociadas a una profesión, actividad o mercado, que pueden cambiar con el tiempo- con contenidos informativos enciclopédicos y desligados de proyectos concretos, a priorizar el desarrollo cognitivo y socioemocional y crear las bases para una continua adquisición de habilidades. Es importante diseñar mecanismos de enseñanza asociados al desarrollo del pensamiento crítico y entrenar la habilidad para la resolución de problemas complejos, que no cuentan con un método predefinido para su solución y que requieren cooperación y creatividad”, sugiere. “Para producir una fuerza de trabajo competitiva, que responda a las demandas de este siglo, Uruguay necesita encarar una combinación de profundas reformas en la gobernanza del sistema educativo, en la autonomía de gestión de los centros de estudio, en la capacitación de calidad para los docentes y en los programas de estudio” y “una reorganización del sistema educativo con un manejo más estratégico y menos colegiado lo haría más efectivo”, recomienda.

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