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Un problema para sectores que dependen de Argentina

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Destino: si bien Argentina ha ido perdiendo peso estos últimos años dentro del ranking exportador, ocupó el quinto puesto en 2019. Foto: Marcelo Bonjour - Archivo El País
MARCELO BONJOUR

MERCADO CADA VEZ MÁS DIFICIL

Ventas al vecino cayeron 45% en abril y no se prevén mejoras a corto plazo.

El desplome de la actividad económica en Argentina ya impacta sobre las exportaciones uruguayas. Con la cuarentena obligatoria desde el 20 de marzo en el vecino, las ventas hacia el mercado argentino se derrumbaron en abril. Ese mes sumaron apenas US$ 15,2 millones, una caída interanual del 45,9%, según datos de la Unión de Exportadores.

“Mientras dure el confinamiento, la marcada caída de las importaciones argentinas continuará. En principio, a partir del 25 de mayo podría empezar a regularizarse un poco más la actividad económica en Argentina, pero eso es difícil de predecir porque no se sabe cómo irán evolucionando las medidas de distanciamiento social ante el número de contagios y muertes”, dijo a El País Marcelo Elizondo, director de la consultora Desarrollo de Negocios Internacionales (DNI), en Buenos Aires.

Aunque la participación del mercado argentino en el total de exportaciones uruguayas registró un descenso sostenido en la última década -pasó del 7,4% en 2010 a 4% el año pasado-. continúa siendo el quinto destino de las ventas externas, si se exceptúan las zonas francas. En ese marco, la caída del 24,7% interanual de las exportaciones hacia Argentina en el primer cuatrimestre y, sobre todo, las bajas expectativas de recuperación a corto plazo encienden las alertas en varios rubros.

El más afectado es el de la industria autopartista, sector que concentró más del 20% de las exportaciones totales de bienes hacia Argentina en 2019. “La parada abrupta de las montadoras en Argentina y en Brasil nos hace seguir el mismo camino. Desde el 20 de marzo, Uruguay está parado en cuanto a fabricación de autopartes. Hacia adelante, habrá que ver el stock que tengan las automotrices en sus plantas y cómo podrá evolucionar la demanda”, dijo a El País Sebastián Giráldez, secretario ejecutivo de la Cámara de Autopartes del Uruguay.

Prácticamente la totalidad de la producción de autopartes en Uruguay se destina al mercado externo. De esas ventas, más del 70% se dirige a Argentina. El problema es que el principal cliente tiene sus montadoras paralizadas. De hecho, el pasado abril fue el primer mes en la historia en que no se produjo ningún vehículo en la vecina orilla. Con semejante freno, las proyecciones de producción de las automotrices para este año rondan los 200.000 vehículos. De confirmarse, sería una caída pronunciada frente a las 314.787 unidades registradas en 2019 y las 466.649 en 2018, según la Asociación de Fabricantes de Automotores (Adefa) argentina.

Con todo, el escenario podría presentar una mejora gradual. En mayo, gobiernos provinciales, con aval de la administración nacional, comenzaron a autorizar la reapertura de algunas plantas de producción.

“Buena parte de las plantas de la industria automotriz no está en Buenos Aires, que es la zona donde se concentra el mayor número de contagios por COVID-19 en el país, sino en Córdoba. Ahí habrá probablemente una normalización más rápida que en Buenos Aires”, señaló Elizondo.

A eso se suma un desequilibrio en el mercado cambiario que puede actuar como incentivo para impulsar compras de oportunidad en los próximos meses. Dado que el valor de los vehículos se ajusta según el tipo de cambio oficial -cerca de 70 pesos argentinos-, quienes tienen ahorros en dólares pueden sacar rédito de la fuerte alza de las cotizaciones en los mercados cambiarios alternativos registrada en los últimos dos meses. Medidos al valor del llamado dólar “blue” -en torno a 135 pesos argentinos-, los precios de los 0 kilómetro están casi un 50% más bajos que en marzo.

Consumo deprimido

Otros sectores exportadores que se verán impactados son aquellos que dependen del consumo minorista en Argentina. Celulosa y Plásticos y manufacturas, rubros cuyas ventas representaron el 11% y 9% respectivamente de las exportaciones al país vecino el año pasado, sufrirán una demanda que se mantendrá en niveles muy deprimidos incluso una vez finalizadas las medidas de aislamiento social.

A fines de abril, el gobierno de Alberto Fernández, la Unión Industrial Argentina (UIA) y la Confederación General del Trabajo (CGT) alcanzaron un acuerdo marco por el que las empresas pueden descontar hasta el 25% el sueldo de los trabajadores suspendidos por falta de tareas a cambio de un compromiso para no reducir el personal. Esas reducciones salariales generalizadas, en un contexto en que las estimaciones de inflación de consultoras y bancos promediados por el Banco Central alcanzan al 44,4% para este año, amenazan con reducir con fuerza los niveles de consumo.

“Casi todos los rubros de exportación de Uruguay a Argentina están atados al ciclo de demanda y este año habrá un consumo de supervivencia, basado exclusivamente en productos esenciales como alimentos y remedios. En este contexto, los productos farmacéuticos y los artículos de higiene son los únicos que pueden sostenerse”, dijo a El País Eva Bamio, analista de comercio exterior de la consultora Abeceb, en Buenos Aires. En abril, las exportaciones uruguayas de productos farmacéuticos rondaron los US$ 21 millones de dólares, un alza del 30%, según Uruguay XXI. Argentina fue el principal destino con el 16% de esos envíos.

Sin embargo, ese incremento es la excepción a una regla que amenaza extenderse en los próximos meses.

“Cuando Argentina salga del confinamiento, continuará registrando alta inflación, desorden cambiario y una serie de desequilibrios en la economía. Con eso, más allá de cuándo finalizarán las restricciones por la pandemia, la demanda importadora seguirá en niveles muy bajos”, dijo Elizondo.

Ministro criticó restricciones

El ministro de Industria, Omar Paganini, cuestionó en una entrevista el jueves las “trabas paraarancelarias y otras vinculadas con las detracciones” que impuso el gobierno argentino de Alberto Fernández, lo que restringe el comercio y “genera competitividad en contra nuestra”.

Consultado sobre si esto era similar a lo ocurrido en el pasado con los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, dijo que “estamos parecidos y en algún sentido peor, porque la economía argentina está más complicada”.

Puso como ejemplo de la afectación al sector autopartista: “si su negocio es con un armador de autos en Argentina y ese mercado está trancado, el autopartista nuestro tiene problemas. Aparecen permisos especiales de exportación o trabas paraarancelarias que no son temas ni sanitarios ni técnicos”.

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