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Producción agropecuaria: cómo la madera le gana en eficiencia a la vaca, según un analista

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Trabajador de empresa forestal en Paysandú. Foto: Fernando Ponzetto

FORESTAL

El economista de CPA Ferrere, Alfonso Capurro, analizó los impactos de la confirmación de la segunda planta de celulosa de UPM.

La industria forestal en Uruguay representa alrededor del 3,6% del Producto Interno Bruto (PIB), genera aproximadamente 25.000 empleos, aporta US$ 280 millones por pago de impuestos y sus ventas al exterior totalizan cerca de US$ 2.000 millones.

Sin embargo, la confirmación de inversión por parte de la empresa finlandesa UPM de una segunda planta, junto con el escenario de que la celulosa mantenga sus precios actuales (considerablemente altos en comparación con 2016-2017), llevarían a que la contribución de la cadena forestal supere el 5,5% del PIB en 2022.

Así lo manifestó ayer el economista de la consultora CPA Ferrere, Alfonso Capurro, en el marco de un desayuno empresarial organizado por la Sociedad de Productores Forestales (SPF).

Según los resultados de un estudio sobre el rubro, elaborado en 2017 por Capurro, la industria forestal “es uno de los sectores que genera más valor a partir del uso de la tierra”.

Al respecto, explicó que el sector forestal hoy obtiene US$ 2.000 millones por exportación en un área plantada de 900.000 hectáreas y sin embargo, genera el mismo monto de exportación que toda la ganadería de carne que ocupa un territorio que es “por lo menos” 10 veces mayor.

“No estoy diciendo que la forestación sea mejor que la ganadería”, señaló Capurro pero explicó que en términos de contribución por hectárea el sector forestal genera el mismo valor de exportación en un área 10 veces más chica.

En relación al crecimiento que ha tenido el sector, Capurro señaló que la industria forestal se transformó el año pasado en el principal rubro de exportación del país, mientras que hasta hace dos años era el cárnico el que más exportaba.

Actualmente, el 22% de las exportaciones de bienes de Uruguay provienen del sector forestal y según el economista eso se debe por un lado, al aumento de madera para aserrío (exportación de pinos) y por otro lado, a un efecto de aumento de precios de la celulosa.

La forestación fue el rubro que más creció por la exportación y celulosa.
Foto: Archivo El País.

Si bien los datos oficiales del estudio de Capurro señalaron que la contribución del sector es del 3,6% del PIB, dijo que “hoy seguramente” esa cifra aumente a 4,5% de la economía uruguaya.

Al analizar la participación de cada eslabón de la cadena forestal en esa contribución al PIB, “la estrella”, según explicó Capurro, tanto en lo que aporta de valor agregado como en la generación de empleo, son los que pertenecen a la fase indirecta, es decir, los contratistas y proveedores.

Esto se debe a que el sector forestal es uno de los que más deriva responsabilidades en contratistas y proveedores, dado que las empresas suelen concentrarse más en las actividades estratégicas y tercerizan lo operativo.

“Eso no es necesariamente así en todos los sectores” dijo Capurro y señaló que esa característica de la industria es la que genera “bastante derrame” en la economía uruguaya.

Si se desglosa ese 3,6% del PIB mediante el análisis de cada eslabón de la cadena forestal, se concluye que de los US$ 2.200 millones que el sector tenía (en 2017) como ingresos facturados, US$ 675 millones fue el valor agregado propio. Pero, para generar esos US$ 2.200 millones, gastaron (en servicios o insumos) US$ 1.500 millones que fueron comprados a proveedores y contratistas.

A su vez, para producir esa cantidad de dinero, ellos gastaron US$ 690 millones en insumos a otros proveedores (combustible o servicios de mantenimiento, por ejemplo) y generaron un valor agregado propio de US$ 830 millones.

“Así es la forma en que se va componiendo el valor agregado y va generando encadenamiento”, indicó Capurro.

En cuanto a la contribución de impuestos, el economista dijo que “hay un mito de que (el forestal) es un sector que no paga impuestos”, pero señaló que paga US$ 280 millones por este concepto. Si bien admitió que el sector “nació a la par de beneficios fiscales”, estos “son como muletas que se le han ido sacando”.

Al evaluar la generación de empleo, Capurro manifestó que el sector genera, en promedio, 30 empleos por cada 1.000 hectáreas, siendo solo superado por la lechería y el arroz.

Del evento participaron también el expresidente del Banco Interamericano de Desarrollo Enrique Iglesias; el presidente de la SPF, Carlos Faroppa; el director de Planificación de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), Fernando Isabella; y el ingeniero Guillermo Mera.

En relación a las limitaciones del sector, Faroppa explicó que los desafíos actuales tienen que ver con los costos de la energía, el combustible así como también con la infraestructura del país.

Asimismo, enfatizó en que tanto las intendencias departamentales como la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama) “obstaculizan” y “demoran” trámites que son “necesarios” para el sector.

Por su parte, desde OPP, Isabella explicó que “no está mal ser muy exigente y demostrar que los productos uruguayos no generan deforestación”.

Si bien reconoció que “hay problemas de costos” dijo que “hay un montón de oportunidades que surgen al 2050 y antes también”.

Iglesias enfatizó en que la forestación tiene una importante contribución al cambio climático” y que además atrae inversiones desde el exterior.

Los desafíos de la logística

Sobre los desafíos del sector forestal, el ingeniero Guillermo Mera, manifestó que los principales retos de la industria radican en la logística. Si bien señaló que “la forestación ha tenido el enorme mérito de hacer renacer el transporte fluvial, el cual tiene un potencial ilimitado”, dijo que aún falta mejorar la eficiencia e implementar otras modalidades del transporte como el camión y el ferrocarril. En relación a los puertos dijo que el calado juega un “papel clave” en las exportaciones del sector forestal y mencionó que es necesario un calado de 14 metros para no tener restricciones comerciales. Asimismo, sobre la operativa portuaria dijo que minimizar costos “es vital” y que “en Uruguay nos autoimponemos reglas de juego que nos llevan a la ineficiencia”.

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