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Las profecías autocumplidas de Argentina y los errores de los análisis

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Banco Central de la República Argentina Foto: AFP
Policeman guard the main entrance of Argentina's Central Bank in Buenos Aires on January 25, 2010. Argentinian Central Bank president Martin Redrado, was stopped by the police when he tried to enter the building. Despite the bank's constitutional autonomy, President Cristina Fernandez de Kirchner had ordered the sacking of Redrado for refusing the government access to billions of dollars to pay down the national debt, but although her order was overturned by Argentina's courts, the government sees vice president Miguel Pesce as the provisional president. AFP PHOTO/Juan Mabromata
JUAN MABROMATA/AFP

WALTER MOLANO | ANÁLISIS

Las elecciones PASO en Argentina dejaron secuelas a nivel político y económico.

En “La alegoría de la caverna” de Platón, un grupo de prisioneros están encadenados a una pared. Sus únicos contactos con el mundo exterior son las sombras parpadeantes, siempre cambiantes, que se reflejan en el lado opuesto. Como resultado, inventan narrativas para explicar lo que realmente está sucediendo. Finalmente, uno de los prisioneros escapa, solo para ver que sus explicaciones de lo que estaba sucediendo estaban completamente equivocadas. A su regreso a la cueva, los otros prisioneros se enfurecen cuando les dice la verdad de lo que estaba sucediendo afuera, y amenazan con matarlo. “La alegoría de la caverna” es uno de los pilares del pensamiento filosófico occidental.

La búsqueda de la verdad y la realidad no fue iniciada por Platón, y el proceso ha progresado a través de filósofos posteriores, como Aristóteles, Descartes, Berkeley, Locke y Sartre. Nuestra pregunta básica es, ¿qué es real y qué es ficción? Este es un problema metafísico fundamental que se encuentra en el núcleo de la humanidad. Siempre estamos buscando explicaciones, pero nunca podemos estar seguros de si son correctas o incorrectas. Además, cuando están equivocadas, causa disonancia y enojo. Esto es lo que está sucediendo actualmente en Argentina.

Hasta el domingo por la noche, hubo un consenso justo sobre las condiciones de la economía argentina. La recuperación fue lenta, pero la tasa de inflación estaba disminuyendo. Además, el nivel de deuda era sostenible. También era bien sabido que Macri iba a perder ante la oposición en las PASO, pero que las elecciones en octubre probablemente pasarían a una segunda ronda donde ganaría fácilmente. Adicionalmente, el Fondo Monetario Internacional (FMI) estaba de pie detrás del gobierno con un “cofre de guerra” con recursos listo para brindar apoyo. Al igual que los prisioneros en la cueva, el mercado había inventado una narrativa para explicar lo que estaba sucediendo. Sin embargo, las PASO cambiaron drásticamente las sombras parpadeantes. Los resultados fueron completamente diferentes a lo esperado, y la posibilidad de una victoria de Macri se desvaneció.

Mauricio Macri en conferencia de prensa tras el resultado de las elecciones internas. Foto: Reuters
Mauricio Macri en conferencia de prensa tras el resultado de las elecciones internas. Foto: Reuters

Los precios de los activos colapsaron, en gran parte de forma exagerada por factores técnicos. La completa falta de liquidez del mercado se hizo evidente cuando una gama completa de precios de activos cayó más del 40% en una sola operación. Esto va completamente en contra de la teoría eficiente del mercado.

Esto no fue una erosión de la opinión. Fue un reflejo de que las nuevas plataformas y vehículos comerciales, como los exchange-traded fund (ETF, una cartera de inversión que replica un índice de un mercado específico), que ahora dominan el mercado emergente, han creado un ambiente peligroso de completa falta de liquidez cuando el mercado se encuentra en sus momentos más vulnerables.

Como resultado, la gente se apresuró a inventar una nueva narrativa para ajustarse a la realidad de lo que estaba sucediendo.

Los “Casandras políticos” corrieron a los estudios de televisión en Buenos Aires para gritar que los resultados de la PASO eran irrevocables y que la victoria de la oposición era una conclusión inevitable.

Los supuestos económicos sobre la sostenibilidad de la deuda salieron por la puerta, y fueron reemplazados por escenarios de reestructuración de la misma. En el espacio de 72 horas, el país pasó de estar en una trayectoria de recuperación a una espiral descendente de inevitable incumplimiento.

Esta nueva narrativa se convirtió rápidamente en el consenso, y cualquier desvío provocó una respuesta enojada. Sin embargo, fue solo una narración, que intentó explicar una nueva sombra que siempre estaba cambiando.

Esta nueva sombra fue el hecho de que los precios de los activos soberanos argentinos habían caído a cincuenta centavos, lo que implicaba cierto riesgo de default.

De repente, los mismos corredores que promocionaban las lucrativas posibilidades en Argentina, comenzaron a implementar escenarios de incumplimiento, recortes de capital y reestructuración.

El problema es que la nueva narrativa podría convertirse en una profecía autocumplida. Quizás, la narración anterior era demasiado optimista, pero el paquete del FMI estaba allí. El país tenía (y todavía tiene) los recursos necesarios para cumplir con sus obligaciones externas entre el período de las elecciones y el inicio de la nueva administración.

El gobierno no se hizo ningún favor cuando permitió caprichosamente que la moneda colapsase a través de la banda de flotación sin ninguna intervención del Banco Central de la República Argentina (BCRA).

Eso estableció una nueva realidad, que se abrió a la interpretación y la conjetura. Ahora, debe tomar medidas para limitar el daño que se hizo. Debe reducir las sombras en el muro al proporcionar más claridad sobre la situación, las políticas, las opciones, la dinámica de la deuda y los recursos disponibles para reducir la posibilidad de que la imaginación se vuelva salvaje.

De lo contrario, las nuevas narrativas se convertirán en el consenso dominante y, por lo tanto, resultarán en un desastre. Los inversores también deben ser pacientes y permitir que la falta de liquidez asociada con las nuevas tecnologías del mercado se estabilice antes de apresurarse a inventar otra historia salvaje para explicar lo que realmente está sucediendo.

Walter Molano es jefe de mercados emergentes (BCP Securities)

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