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Riesgos y oportunidades que abre Argentina con los que tendrá que lidiar Lacalle Pou

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Alberto Fernández y Cristina Kirchner. Foto: AFP.
ALEJANDRO PAGNI

Análisis

Las medidas del gobierno de Alberto Fernández abren riesgos y oportunidades para Uruguay. El análisis sobre lo que se enfrentará el presidente Luis Lacalle Pou.

Aunque Uruguay logró acotar los impactos de las cíclicas crisis económicas en Argentina tras la dura experiencia de 2002, el gobierno de Luis Lacalle Pou deberá convivir en los próximos años con un vecino en problemas. Con una economía estancada desde 2012, elevada inflación y una dura renegociación de la deuda pública por delante, las turbulencias en Argentina no cederán, al menos, en el corto plazo.

No obstante, ese panorama no solo representa riesgos para Uruguay, sino también algunas oportunidades.

“Por un lado, el gobierno de Alberto Fernández tiene una visión más restrictiva del comercio exterior que el de Mauricio Macri y eso se reflejará en mayores limitaciones al ingreso de productos importados. Por el otro, si bien Argentina no dejará de participar con sus exportaciones de los mercados internacionales de granos o de carnes, la producción se hará menos competitiva en esos rubros por la mayor carga impositiva, lo que puede abrir oportunidades para Uruguay”, dijo a El País Marcelo Elizondo, titular de la consultora Desarrollo de Negocios Internacionales (DNI), en Buenos Aires.

A comienzos de enero, el gobierno argentino reflotó el sistema de Licencias No Automáticas, aquellas que requieren de una autorización estatal para concretar importaciones. Si bien ese esquema no se eliminó durante la gestión macrista, en esa etapa las licencias se aprobaban sin mayores demoras. “Las licencias en vez de tardar cinco o seis días como sucedía durante el gobierno anterior, ahora tardan entre 10 y 12 días. Hay demoras, pero, aunque con fórceps, las licencias que estamos pidiendo están saliendo”, dijo a El País Rubén García, presidente de la Cámara de Importadores de la República Argentina (CIRA), en Buenos Aires.

Además de los mayores plazos, el gobierno de Fernández incrementó de 1.200 a 1.500 del número de posiciones arancelarias alcanzadas por las Licencias No Automáticas. Si bien las autopartes, que concentraron el 25% de las exportaciones uruguayas hacia Argentina el año pasado, están incluidas entre las nuevas licencias, la mayoría de las posiciones arancelarias que se agregaron en 2020 no tienen demasiada incidencia en el comercio bilateral de esas piezas.

En cambio, sí pasaron a estar afectados productos exportados por Uruguay hacia Argentina como madera, electrodomésticos, autos, motos, electrónica, insecticidas, cacao, quesos en polvo, artículos de limpieza, plásticos, lácteos, alimentos para animales y vinos. Esos productos representaron el 4% de las exportaciones totales hacia Argentina en 2019, según un informe de Uruguay XXI.

Aún con las mayores limitaciones, el esquema está todavía lejos del férreo control aplicado durante el gobierno de Cristina Kirchner. No obstante, la duda es qué sucederá cuando la economía argentina vuelva a reactivarse y, con eso, las importaciones retomen un camino ascendente.

Producto de la recesión económica, en 2019 las importaciones en Argentina se desplomaron un 25%. Esa tendencia continuó en enero pasado, con una caída del 16,1% interanual. “Más del 80% de lo que el país importa va a la producción, por lo que el gobierno no podrá trabar las importaciones si quiere reactivar la economía. Pero, quizás, las ralentice un poco”, dijo García.

Lacalle Pou, el presidente argentino Fernández, Vázquez y el canciller argentino Felipe Solá, ayer en Buenos Aires. Foto. EFE
Lacalle Pou, y el presidente argentino Fernández, durante la asunción en Buenos Aires. Foto. EFE

OPORTUNIDADES QUE ABRE ARGENTINA
En sentido inverso a los perjuicios que podrían implicar para Uruguay mayores restricciones a las importaciones en Argentina, algunas de las medidas lanzadas por Fernández en sus primeros 80 días de gestión podrían mejorar la competitividad uruguaya en algunos mercados.

Urgido por incrementar los ingresos tributarios, el gobierno argentino elevó las alícuotas de los derechos de exportación (retenciones) a los granos y a las carnes. En el caso de la soja, pasaron del 24,7% al 30%, y está en estudio llevarlas al 33%. En tanto, para el trigo y el maíz las alícuotas pasaron del 6,7% al 12%. Por último, para la carne saltaron del 5% al 9%.

El alza de los derechos de exportación resta competitividad a las exportaciones de Argentina, un competidor importante de Uruguay en mercados globales como el de la carne.

“La oferta argentina tiene que cargar con varios problemas que el estado le genera afectando su competitividad. Además de las retenciones, hay un desdoblamiento cambiario por el que el exportador cobra un tipo de cambio sustancialmente más bajo que el de mercado, por lo que hay allí una segunda quita. De todos modos, las restricciones no llegan ni de lejos al nivel que tuvieron durante el kirchnerismo, cuando, por ejemplo, llegaron a prohibirse las exportaciones de carne”, señaló Elizondo.

Con un acuerdo para que Alberto Fernández viaje a Montevideo a reunirse con Lacalle Pou en el corto plazo, todo indica que los flamantes gobiernos de Uruguay y Argentina mantendrán una relación madura, lejos de las tensiones registradas durante los mandatos de Néstor y Cristina Kirchner.

Sin embargo, eso no impide que las miradas sobre el futuro de las relaciones comerciales asomen como divergentes. “Uruguay, al igual que Brasil y Paraguay, van a apostar a flexibilizar, abrir e internacionalizar el Mercosur, mientras Argentina intentará preservar el statu quo. El gobierno de Fernández no convalidará, por ejemplo, una baja del arancel externo común del Mercosur o, por lo menos, pedirá que se postergue. Ante eso, si el gobierno de Lacalle Pou prevé una apertura, probablemente no encontrará el mejor aliado en Argentina”, dijo Elizondo.

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