La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, prometió ayer trabajar para reducir el déficit fiscal que el gobierno ha presupuestado para el año entrante, sin descartar tanto mayores cortes de gastos como la creación de nuevos impuestos.
Al presentar los presupuestos para 2016 el lunes, el gobierno brasileño calculó, por primera vez en la historia, que va a incurrir en un déficit fiscal primario, antes del pago de los intereses de la deuda, lo que ha generado una polémica.
En declaraciones que concedió a periodistas Rousseff dijo que el gobierno ha presentado unas cuentas deficitarias con el objetivo de ser "transparente" y mostrar "que claramente hay un problema" en la economía.
Asimismo Rousseff atajó los rumores sobre una posible salida del cargo del ministro de Hacienda, Joaquim Levy, y aseguró que "no está desgastado" en el gobierno, a pesar de sus discrepancias por la presentación del presupuesto deficitario.
El déficit calculado para 2016 asciende a 30.500 millones de reales (unos US$ 8.472 millones) y equivale al 0,5% del Producto Interior Bruto (PIB).
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