Informe del Cinve

La informalidad laboral provoca reducción en jubilaciones.

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Desde el año 2014, la tasa de empleo informal (aquellos trabajadores que no están registrados en el sistema de seguridad social) está relativamente estancada en torno al 25% de los ocupados.

Según el último dato publicado por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en octubre de 2018, un 24,7% de los ocupados eran informales, conforme se desprende del Observatorio de Seguridad Social, realizado por el Centro de Investigaciones Económicas (Cinve) y divulgado ayer.

¿Qué implicancias tiene para el sistema de seguridad social tener altos niveles de informalidad? ¿Qué impacto tienen en esta relación las nuevas tendencias laborales?

El estudio de Cinve señala que un elevado nivel de informalidad laboral implica "fundamentalmente" un problema de cobertura del sistema de seguridad social. Entre las principales causas de las altas tasas de empleo informal en América Latina, se destacan "la baja productividad del trabajo, asociada a salarios reducidos, la debilidad de los controles y los altos niveles de autoempleo".

En América Latina, incluido Uruguay, uno de los principales problemas económicos y sociales es que la informalidad —junto a la elevada movilidad entre los sectores formal e informal—, provoca que las contribuciones a la seguridad social resulten escasas en varios países.

Esto deriva en prestaciones reducidas o nulas al momento del retiro, incluso en el caso de trabajadores que han hecho aportes al sistema durante varios años.

Desde Cinve señalan que en aquellos esquemas de capitalización individual (ahorro personal para la jubilación), la informalidad afecta la suficiencia de las prestaciones porque implica menores montos acumulados en las cuentas de ahorro de cada trabajador.

Por otro lado, señala que en los esquemas de reparto, períodos de trabajo en el sector informal pueden significar no alcanzar el mínimo de años de servicio requeridos para tener derecho a una prestación.

Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), los altos niveles de informalidad son la causa principal de la baja cobertura de los esquemas de prestaciones contributivas en América Latina.

Es por esto que varios países han introducido esquemas no contributivos, los cuales permiten mitigar las consecuencias de la informalidad al no condicionar los beneficios a la existencia de aportes previos. En los sistemas de pensiones basados en esquemas de reparto, el grado de formalización laboral también influye en la sostenibilidad fiscal.

"En el corto y mediano plazo, una mayor proporción de empleos formales incrementa los ingresos del sistema de seguridad social por concepto de contribuciones y por lo tanto mejora los indicadores de sostenibilidad del mismo", agrega Cinve.

No obstante, señala que en el largo plazo el efecto sobre la sostenibilidad del sistema es ambiguo ya que por un lado, la situación fiscal empeoraría debido al aumento en el número de pasividades a abonar, pero por otro lado, los egresos potencialmente se reducirían dada la contracción del esquema no contributivo consecuencia de la mayor formalización.

Según Cinve, hay dos nuevas tendencias en el mercado laboral que podrían tener potencial impacto en la tasa de informalidad: la tendencia a la flexibilización y crecimiento del empleo no estándar; y el proceso de automatización y su consiguiente efecto composición en el mercado laboral.

Sobre la primera, advirtió que en la próxima década el empleo no estándar —asociado a una mayor informalidad— llegará a Uruguay, con lo cual "es esperable que pueda comenzar a observarse un incremento de la misma, o al menos una reducción de las aportaciones al sistema de seguridad social".

En relación a la automatización en los empleos, el estudio de Cinve prevé que a medida que avance ese proceso "continúe impactando a la baja" sobre informalidad.