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¿Cuáles son las fortalezas y fragilidades que la pandemia dejó al descubierto en Uruguay?

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Comercio cerrando sus puertas en 18 de Julio. Foto: Gerardo Pérez

ANÁLISIS DE PWC

Un estudio de la Consultoría Económica de PwC señaló que las mayores debilidades se encontraron en el mercado laboral, la educación, la industria, las cuentas nacionales y la competitividad.

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La irrupción de la pandemia en Uruguay, puso de manifiesto las fragilidades que tenía el país, así como también las fortalezas que hicieron posible una mejor resistencia al desarrollo del coronavirus. Con el objetivo de analizar el futuro del país, el equipo de Consultoría Económica de PwC elaboró un informe en el que expone los aspectos económicos clave para repensar a Uruguay tras el COVID-19.

Entre las principales cinco fragilidades, el informe puso el foco en el mercado laboral, la educación, la competitividad, la industria y el estado de las cuentas públicas.

Además, destacó que si bien en 2019 Uruguay cumplió 17 años consecutivos de crecimiento económico, lo que implicó “el período más largo de la historia”, en ese lapso “hubo dos claros subperíodos”. Uno hasta el año 2014 en el que la economía creció “a impulso de todos los componentes de la demanda”; y el otro a partir de ese año, caracterizado por un menor ritmo en el crecimiento del consumo, caída de la inversión privada y desaceleración de las exportaciones.

En relación a la fragilidad del mercado laboral, el estudio de PwC indicó que además de que en el país hay una “regulación laboral desactualizada” frente al nuevo mundo del trabajo, también hay “algunas cifras del mercado” que son “preocupantes”.

En este sentido, destacaron los cinco años de caída consecutiva que lleva el mercado, lo que implica una pérdida de 53.000 ocupados, un “alto desempleo juvenil” de 27,7% para los menores de 25 años y el hecho de que casi el 10% de los ocupados trabaja menos de 40 horas por semana aunque desearía trabajar más.

En cuanto a la educación, el artículo de la consultora destacó como negativo que el año pasado el máximo nivel educativo alcanzado por el 30% de la población fue la primaria y la secundaria por el 49%.

La competitividad fue señalada como la tercera fragilidad dado que, según PwC, “Uruguay muestra carencias” en los diferentes aspectos que la componen, tanto en cuanto al índice de Tipo de Cambio Real que está en los “niveles mínimos”, como en relación a los costos logísticas y la infraestructura.

Dolar. Foto: AFP
Foto: AFP

“El ratio inversión/Producto Interno Bruto (PIB) de Uruguay ha caído del 20% al 17% en la última década, y siempre se ha mantenido en niveles bajos en la comparación internacional, incluso a nivel regional”, señaló el informe en el que además se remarcó el puesto que Uruguay obtuvo en el área de infraestructura del Índice de Competitividad (65 sobre 141 países).

“Para mantener el ritmo de los cambios económicos y demográficos previstos en el país y considerando las necesidades existentes, se estima que Uruguay requerirá inversiones en infraestructura por casi US$ 60.000 millones hasta el 2040, lo que equivale al 4,5% del PIB aproximadamente”, detalló el estudio en base a Oxford Economics.

En relación al panorama de la industria, el trabajo de PwC señala que, sin telecomunicaciones, la economía está “estancada desde hace cinco años” y que en 2019 43 de las 63 ramas industriales registraron una contracción.

En ese contexto, desde la Consultoría Económica de PwC advierten que “es inminente una reforma de la seguridad social” dado que a 2017 un 45% de la financiación del Banco de Previsión Social (BPS) “es recaudación afectada y asistencia financiera” y que se estima que para 2057, el número de cotizantes crezca un 10% mientras que los jubilados y pensionistas lo harán un 51%.

Fortalezas financieras.

Desde PwC señalaron que pese a las fragilidades recién mencionadas, “todavía hay razones” para que los uruguayos sean optimistas sobre la “capacidad de recuperación más rápida que en otros países emergentes”.

En este sentido, destacaron como positivo el hecho de que Uruguay sea un país pequeño, “lo que facilita y agiliza la adopción de cambios”, así como el hecho de que el país tiene una base económica de origen agropecuario, sector que ha sido de los menos afectados por la pandemia.

Además, destacaron la “amplia cobertura” de la seguridad social y sanitaria, una menor dependencia de la región en cuanto al comercio exterior, cambios positivos en el sistema financiero, el avance y alcance de la tecnología y una mirada externa “muy positiva” en términos de estabilidad política, social y con grado inversor.

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