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Takata sigue en Uruguay pese a pedir la bancarrota

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El entonces presidente Mujica y el ministro Kreimerman, en 2014. Foto: Presidencia

Fabricante de airbags continuará operando “normalmente” la planta que tiene en San José, asegura.

La reverencia que hizo Shigehisa Takada para ofrecer sus disculpas duró 10 segundos. Ocurrió el lunes en Tokio, durante la conferencia de prensa en la que el presidente de Takata, rodeado de otros altos ejecutivos, anunció que la compañía de autopartes japonesa se declaraba en quiebra.

La firma nipona solicitó la protección por bancarrota tanto en Estados Unidos como en Japón, y también informó que la china Key Safety Systems (KSS) —con sede en Estados Unidos— la compraría por US$ 1.600 millones.

Este es el final de la historia para Takata, una compañía que nació en Japón en 1933 y que en los últimos 10 años se había visto envuelta en un escándalo de proporciones, fruto de que las bolsas de aire (airbags) producidas por ella han estado relacionadas con al menos 16 muertes y 180 lesionados alrededor del mundo. La empresa reconoció públicamente por primera vez en 2013 la existencia de fallas en sus airbags (ver aparte).

La decisión comunicada en la capital japonesa llegó con rapidez a San José, departamento donde Takata fabrica bolsas de aire desde 2012.

"La planta de Uruguay va a continuar operando normalmente", afirmó el gerente de planta de Takata Uruguay, José Enrique Alonso a El País.

Actualmente se producen en la fábrica maragata más de 300.000 airbags por mes y la planta "está completamente preparada para acompañar el crecimiento de Takata Brasil", dijo Alonso. La mayoría de la producción local tiene como destino la industria automotriz del país vecino.

"Buscamos la excelencia en calidad y competitividad referente a los productos producidos en Takata Uruguay, visualizando que nuestra empresa está compitiendo globalmente con otros proveedores en un mercado altamente competitivo", agregó el ejecutivo.

Tranquilidad.

En tanto, en un comunicado —enviado a las autoridades del gobierno departamental y al sindicato— la empresa informó acerca de esta novedad, y aclaró que sus filiales en Brasil y Uruguay no sufrirán ningún cambio. "Como parte de este proceso de fusión entre Takata y KSS, en algunas regiones como los Estados Unidos, Japón y México, algunas entidades de Takata han entrado en recuperación judicial. Esta medida tiene por objeto gestionar los costos y responsabilidades derivados del retiro global, garantizando que todas las operaciones de Takata en el mundo continúen trabajando normalmente. Reafirmamos que las unidades de Takata en Brasil y en Uruguay no entrarán en recuperación judicial", dice el texto, al que accedió El País.

El dirigente de la Unión Nacional de Trabajadores del Metal y Ramas Afines (Untmra), César Acosta, dijo a El País que la situación que atravesaba Takata era conocida por sus trabajadores en Uruguay, quienes "tenían claro que iba a haber un cambio de firma".

Más allá de esto, agregó Acosta, la empresa japonesa aumentó la producción en Uruguay en los últimos tiempos, a contrapelo de la mayoría de las empresas que fabrican autopartes en el país.

En Uruguay, Takata (la segunda productora de airbags del mundo) está instalada en una planta a la altura del kilómetro 47 de la ruta 1. Allí trabajan alrededor de 640 personas —el 80% mujeres— que se dedican a la confección de bolsas de aire.

Por su parte, el asesor de grandes inversiones de la Intendencia de San José, Francisco Zunino, dijo a El País que el comunicado de la empresa brinda "tranquilidad" dado que el de Takata es un "proyecto muy importante para el departamento".

Década de llamados a revisión y demandas

En la mayor quiebra de un fabricante japonés, Takata se enfrenta a decenas de miles de millones de dólares en costos y pasivos tras casi una década de llamados a revisión y demandas. Sus airbags han sido vinculados con al menos 16 muertes y 180 lesiones en todo el mundo.

TK Holdings, la filial del grupo en Estados Unidos, se acogió el domingo al capítulo 11 de la ley de quiebras estadounidense en Delaware, con un pasivo de entre US$ 10.000 y US$ 50.000 millones, mientras que la matriz japonesa solicitó de protección en un juzgado de Tokio a primera hora de ayer.

Los pasivos totales de Takata podrían situarse en 1,7 billones de yenes (US$ 15.000 millones), según cálculos de Tokyo Shoko Research Ltd. REUTERS

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El entonces presidente Mujica y el ministro Kreimerman, en 2014. Foto: Presidencia

PLANTA DE SAN JOSÉMAYTE DE LEÓN

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