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El taller flotante “Ansina” y el artista Miguel A. Zelayeta

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Taller flotante “Ansina”. Foto: Archivo El País

MARÍTIMAS

Vale la pena echar unas frases sobre esta embarcación -Ansina- que fue por los años 40 y pico un taller flotante inventado por la ANP para hacer reparaciones navales a barcos de su propiedad dentro del puerto.

Ya que para sus remolcadores y lanchas tenía su propio dique flotante, aunque pequeño y también el varadero en la punta de la península, en Ing. Monteverde y Sarandí. Fue un experimento muy poco o nada aprovechado que costó en aquellos años casi medio millón de dólares y nunca se usó.

Estaba equipado con tornos, herramientas y una dotación de mecánicos. Diez o quince años más tarde, la embarcación estaba vieja, obsoleta y recordamos que fue por algunos años vivienda y taller de artes plásticas del artista uruguayo Miguel Ángel Zelayeta, que vivió varios años en Bahía, Brasil e hizo numerosos trabajos para algunos habitáculos del flamante edificio de la ANP.

Zelayeta había pintado en la sección Conservación un mural, luego se le encargaron otros trabajos en el edificio sede, sobre todo en el segundo piso. En cuanto al Ansina, terminó sus días como otra veintena de embarcaciones, fondeado en las aguas del Mercado de Frutos, semihundida y más tarde reflotada para chatarra.

Nosotros le hicimos a Zelayeta una entrevista a bordo de dicha nave hace ya muchísimos años, más de sesenta.

Recientemente, en abril de este año, luego de dos meses y medio de trabajo, la Unidad Investigación y Patrimonio Documental (UIPD) del Área Infraestructura dio por finalizada la restauración de dos murales del pintor Miguel Ángel Zelayeta ubicados en el local del Servicio Médico (recinto portuario). Pero Zelayeta hizo muchisimos trabajos para la ANP, incluso obras de repujado en cobre en el segundo piso, muy espectaculares y bellas y en ese mismo piso hemos visto sus frescos.

Las obras se recuperaron en su totalidad, la parte cromática y dibujo del pintor. La restauración fue realizada por Cristina López Bonetto, Lucía Mármol y Adriana Frascá. Dicen que los murales presentaban ya pésimo estado, peligrando su conservación y su existencia. Pese a este panorama tan dramático, se han podido restaurar y recuperar, gracias al trabajo y apoyo de funcionarios portuarios. Zelayeta falleció en octubre del 2000.

La misma imagen muestra también a lo que se decía por los años 70, que allí estaba flotando entonces, después hundida y varada, la lancha Francia que hacía la carrera a Cuba para traer los bocoyes de caña. Era un velero de dos palos de 1870.

Estábamos sacando la foto, cuando un señor de edad mayor inesperadamente nos dijo: “Yo que lo hice, me compré un remolcadorcito que fue construido en Suecia en 1891 -Los dos Unidos-, así vino con ese nombre al Uruguay y yo lo continué. Ahora lo estoy haciendo lancha”. Terminamos de tomar las fotos, nos dimos vuelta y el misterioso hombre había desaparecido. Nunca supimos quién fue y a qué se refería.

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