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La temporada turística le da un respiro a una economía que se frena

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Las dudas que existían hace unos meses sobre el desarrollo de la temporada turística se han disipado y, si bien aún no hay datos oficiales, estaría evolucionando por encima de las expectativas.

Es cierto que en materia turística Uruguay ha desarrollado en los últimos años fortalezas que lo posicionan como un destino deseado para vacacionar, pero la coyuntura económica por la que atravesaron nuestros vecinos durante el pasado año justificaron el estado de incertidumbre.

Afortunadamente el movimiento turístico en los primeros días del año es auspicioso. Ello es una buena noticia, ya que ante un año en el que se proyectaba un estancamiento en el nivel de actividad, aporta un dinamismo que puede hacer variar esas proyecciones. De todas formas, hay que estar muy atentos a lo que suceda en los próximos meses en Argentina, origen principal del incremento de los turistas que están llegando a nuestras costas.

El gobierno que asumió en el vecino país hace poco más de un mes adoptó una serie de medidas que en el muy corto plazo favorecieron al turismo de argentinos en el exterior.

Pero la nueva administración tiene que emprender una dura tarea para sanear una economía estancada hace cuatro años, aislada del mundo y con una serie de desequilibrios macroeconómicos muy importantes, que exigirán ajustes significativos.

Pasada esta euforia estival habrá que ver cómo reaccionan los agentes ante las medidas que vaya adoptando el gobierno. Desde una óptica uruguaya habrá que estar atentos a como inciden en materia de turismo, comercio e inversiones.

El turismo es una de las principales fuentes de ingreso de la economía uruguaya. En los 12 meses finalizados a septiembre de 2015 ingresaron cerca de 3 millones de turistas al país, quienes gastaron US$ 1.833 millones. Por su magnitud, las exportaciones de servicios turísticos compiten con las ventas externas de carne, oleaginosos y celulosa en un ranking de las principales actividades exportadoras del Uruguay.

Como en todo negocio asociado a la exportación, el éxito de una temporada está asociado a los niveles de competitividad. En este caso importan los precios relativos frente al origen de los turistas, el nivel de ingreso de los mismos y los precios relativos frente a destinos competidores.

Si reducimos el análisis a Argentina y Brasil, que son el principal origen y destino de los flujos turísticos relevantes para Uruguay, vemos que algunos de los fundamentos que determinan el flujo de las corrientes turísticas están jugando a favor de nuestro país y otros en contra, explicando adecuadamente el resultado que está teniendo la temporada.

En materia de precios, a lo largo del último año Uruguay se abarató frente a Argentina, pero se encareció ante Brasil.

En Argentina, desde donde provienen más de dos tercios de los turistas totales que arriban a Uruguay, y hacia dónde se dirige el grueso del turismo emisor desde nuestro país, durante el pasado año el tipo de cambio evolucionó por debajo de la inflación.

De hecho, Argentina sufrió una devaluación real importante hace casi dos años, pero desde entonces la moneda local se apreció. Ello determinó un encarecimiento relativo del vecino país, que se vio reflejado en las corrientes turísticas.

Es así que en los 12 meses finalizados en septiembre del pasado año el número de argentinos que ingresó a Uruguay se incrementó casi un 10%, al tiempo que su gasto total creció 12% en dólares con respecto al mismo período de un año atrás. Por su parte, los viajes de uruguayos a ese destino cayeron 11% y el gasto total casi 20% en dólares en el mismo período.

La liberación del cepo cambiario en Argentina a fines del pasado año es un elemento que puede contribuir a revertir esta situación en el mediano plazo.

Previo a ello en Argentina regía un dólar oficial que cotizaba a 9,6 pesos argentinos y uno paralelo o blue que lo hacía a 14 pesos argentinos. A los turistas, que pagaban en el exterior con tarjeta, se les facturaba a la cotización oficial más un recargo del 35%, que se descontaba posteriormente al momento de liquidar el impuesto a las ganancias (similar a nuestro Impuesto a la Renta de las Personas Físicas —IRPF—).

La unificación del tipo de cambio determina a la larga un encarecimiento, ya que no hay adelantos para el pago de impuestos.

Si bien la inflación proyectada por el gobierno argentino para el presente año es elevada (25%), los analistas pronostican que pasado el verano el tipo de cambio retome la tendencia al alza, por lo que Argentina se abarataría en dólares en el presente año.

De la magnitud de ese abaratamiento, dependerá en buena medida el ingreso futuro de turistas argentinos a lo largo del año, ya que Uruguay también está en un proceso de abaratamiento en dólares.

El otro tema es Brasil. El tipo de cambio subió más que en los países vecinos, lo que abarató considerablemente veranear allí. Los datos del Banco Central son muy elocuentes al respecto, en los nueve primeros meses de 2015 el número de uruguayos que viajó a Brasil se incrementó 28%, pero el gasto total cayó 5,4% en dólares.

Esta misma realidad enfrentan los argentinos, que masivamente han invadido las playas brasileñas este verano.

Si bien no hay datos oficiales, el ingreso de turistas brasileños a nuestro país en la presente temporada se habría reducido levemente. Lo que marca claramente la segmentación del mercado turístico.

Existe un nicho sofisticado, en el que Uruguay ha desarrollado fortalezas que le permiten enfrentar contextos de precios relativos desfavorables y estancamiento económico regional, al captar la fidelidad de un público de elevado poder adquisitivo. Y existe un segmento masivo, en el que el nivel de precios es determinante, que en la actual coyuntura lo está captando Brasil.

"Argentina se abarataría en dólares este año. De la magnitud de ese abaratamiento dependerá el ingreso futuro de turistas argentinos".

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