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TLC con China: Nin mantiene apuesta de unir al Mercosur

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Canciller. “Si el acuerdo se firma en 2018, en 2019 o en 2020 lo firman otros ¡bienvenido sea! Lo cierto es que vamos a seguir insistiendo”, dijo. Foto: EFE

EL CAMINO DEL MEDIO

Desde presidencia pro témpore; expertos cuestionan la estrategia elegida.

Hay una combinación de tres letras que representan un tema tabú para la política uruguaya, ya que sin importar con quién se negocie un Tratado de Libre Comercio (TLC), las posiciones por la positiva y negativa se enfrascan en una discusión que no avanza. Poco importa si la contraparte es Chile (con el que ya tenemos un TLC y su actualización poco aportaría en materia económica) o China (una megapotencia industrial con capacidad de elevar a un país comprando sus productos o hundirlo por su potente producción local).

El director del Departamento de Negocios Internacionales y decano de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Católica, Ignacio Bartesaghi, hace foco en que "hay algo que olvidamos en Uruguay y nos encerramos en discutir" otras cosas, que es "la importancia que le da China a esa sigla (TLC), que tiene que ver con dar pasos firmes hacia la asociación estratégica".

A su entender, el gobierno da "señales contradictorias" a China, ya que en 2016 firmó un acuerdo de asociación estratégica (el paso previo al TLC según las experiencias de cooperación del gigante asiático con otros países) pero "ahora la estrategia es no seguir el camino de un acuerdo bilateral".

Al visitar China hace dos años, Tabaré Vázquez propuso a su par asiático Xi Jinping comenzar a explorar un acuerdo comercial y proyectó firmarlo este año. Sin embargo, por dificultades internas (el Frente Amplio todavía no aprobó el TLC con Chile firmado en 2016) y también externas, ya que los socios del Mercosur se quejaron del avance unilateral de Uruguay, eso no parece posible.

La semana pasada al comparecer en el Parlamento, el canciller Rodolfo Nin Novoa dijo que se insistirá con China a nivel del Mercosur y aclaró que hasta ahora lo que se hizo fue "fijar un horizonte probable para firmar un TLC".

Ante los reclamos del senador blanco Luis Lacalle Pou por la falta de avances en la negociación, el canciller respondió: "¿Se pretende que no vayamos más a China, que no hablemos más con la Cancillería, ni con los empresarios chinos? Como no vamos a firmar el TLC en el 2018, lo de China no existiría más, a pesar de que ese país es el principal socio comercial que tiene el Uruguay".

Nin Novoa dijo en el Senado que confía en que se apruebe la ratificación del acuerdo comercial entre Uruguay y Chile. Foto: Francisco Flores
Foto: Francisco Flores

Agregó enfáticamente que "vamos a seguir con China y haremos todo lo posible en la presidencia pro témpore del Mercosur (que Uruguay asume en julio) para tratar de involucrar al bloque en una negociación conjunta". En esa misma línea, señaló: "Yo no voy a renunciar a nada; voy a seguir con el mismo ahínco, con la misma convicción y con la misma fuerza. Si el tratado se firma en 2018, en 2019 o en 2020, o lo firman otros, ¡bienvenido sea! Lo cierto es que vamos a seguir insistiendo".

Para Bartesaghi, esta estrategia "deja de lado lo más importante para China, que es cerrar el TLC", y no un acercamiento al Mercosur o que Uruguay integre la denominada "Estrategia de la franja y la ruta de la seda" —una iniciativa china para crear rutas comerciales entre continentes; "nuestro país podría funcionar como un hub logístico para la conexión entre el Atlántico Sur y Asia captando los diferentes proyectos de inversión en infraestructura", dijo Nin Novoa— a la que adherirá en agosto según informó el semanario Búsqueda.

"Lo que hacemos es una diplomacia para no enfrentar una decisión que tiene costos políticos como el TLC con China", remarcó el experto.

Mientras que el docente de Negocios Internacionales y senior manager de la consultora PwC, Marcos Soto, opinó que la Cancillería encontrará "muchas limitaciones" para avanzar en la negociación con China a nivel del Mercosur. Por un lado, Paraguay mantiene relaciones comerciales con Taiwán y no tiene contactos con China, y por otro Brasil y la nación asiática "son economías competitivas y no complementarias co-mo en el caso de Uruguay, por lo que no está muy abierto a firmar el TLC".

Vázquez y Xi Jinping en la última China-Lac el año pasado en Tangshan. Foto: Reuters
Vázquez y Xi Jinping en la última China-Lac el año pasado en Tangshan. Foto: Reuters

Soto sostuvo que la estrategia podría pasar por impulsar "una redefinición de los términos de la unión aduanera" del bloque regional, que habilite a los socios a "descolgarse y negociar bilateralmente acuerdos", algo no permitido hoy día.

Pero el analista de PwC planteó una solución "más pragmática" aunque de "compleja" ejecución: alcanzar un acuerdo marco entre China y el Mercosur que incluya "la apertura de mercados a distintas velocidades en función de las posibilidades y los intereses" de cada país del bloque.

"Las expectativas de los uruguayos, empresarios y trabajadores, con relación a China siguen siendo altas y no los vamos a defraudar", expresó Nin Novoa en la Comisión de Asuntos Internacionales del Senado el pasado jueves.

Sin embargo, ambos expertos mostraron expectativas "muy moderadas" sobre un posible reimpulso del TLC con China en el segundo semestre del año. "No lo veo alcanzable en el corto plazo, me sorprendería gratamente si así fuera", dijo Soto y Bartesaghi sentenció que es "un error estratégico de inserción internacional no avanzar (en un TLC) con China" por los efectos positivos en la economía.

ACUERDO

Ya negocia con Panamá y piensa sumar a Colombia

"El impacto (de demorar la negociación con China) está en la pérdida de relevancia, porque la opción ya no es solo Uruguay, ahora es Panamá y puede ser también Colombia", marcó Bartesaghi. Tras romper relaciones con Taiwán en 2017 e iniciar contactos con el gigante asiático, Panamá negociará desde julio un TLC relevante para su economía ya que ve potencial para venderle a China más alimentos. A su vez, a fines de 2017 el embajador chino en Colombia anunció se analizaba formalizar un TLC entre ambos países.

Los impactos de un posible TLC
Mejorará el acceso y se abrirán más mercados
Carne: la meta es bajar aranceles para embarques de EE.UU. Foto: Reuters

El decano de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Católica, Ignacio Bartesaghi, presentó la semana pasada en México una investigación donde analizó los posibles impactos de un TLC entre Uruguay y China en bienes.

Tras identificar "las corrientes de exportación consolidadas" al país asiático —productos que superan los US$ 500 millones en promedio en las últimas dos décadas—, comparó los aranceles que pagan respecto a nuestros competidores que tienen TLC firmados con China y detectó que "enfrentamos desventajas arancelarias".

Por ejemplo, para el ingreso de soja pagamos un arancel de 12% al igual que para carnes y despojos bovinos, al tiempo que los cueros abonan 7% y los productos lácteos entre 10% y 12%, mientras que competidores como Australia, Nueva Zelanda, Chile, Perú y Costa Rica no pagan ningún arancel. "En los productos que exportamos más y somos competitivos pagamos más arancel, y (eliminar) eso sería un primer impacto positivo" del acuerdo comercial con China.

Pero además brindaría "mayores incentivos" para vender otros productos al acceder a la desgravación, como ya ocurrió en rubros que Uruguay exporta y donde "Chile, Perú y Costa Rica se sumaron como competidores" tras el TLC con China. Asimismo, se podría abrir el mercado chino a nuevos productos, ya que "hay gran potencialidad para colocar más alimentos". Bartesaghi mencionó el caso de los vinos o arándanos, que hoy pagan "aranceles superiores al 20% mientras Chile exporta con 0% de arancel", u otros rubros que podrían crecer como "las frutas, los frutos y los alimentos procesados".

El trabajo concluye que "hay evidencia clara sobre los beneficios que podría tener la firma de un TLC" con China: "es muy probable que aumenten las exportaciones de productos que ya se comercian debido a la mejora de las condiciones de acceso respecto a los principales competidores", así como "la generación de nuevas líneas de exportación", al tiempo que "la caída de los costos de importación beneficiaría a las empresas importadoras y consumidores".

Si bien reconoce que "podrían existir efectos negativos" en sectores como la vestimenta o calzado (que "no están en auge" ni aportan mucho empleo dijo Bartesaghi) el gobierno "está a tiempo de tomar medidas que minimicen dichos impactos y solicitar excepciones" al negociar el acuerdo comercial.

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