TRATADO DE LIBRE COMERCIO

Lo conforman Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza.

Desde 1999, y con interrupciones, el Mercosur y la Unión Europea (UE) han buscado alcanzar un tratado de libre comercio (TLC) que hasta el momento no aparece. Pero, de forma reciente y con menos luces apuntándole, el bloque regional retomó las negociaciones con otro bloque del Viejo Mundo. Se trata de la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA, por su sigla en inglés), integrada por Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza.

De hecho —y en el marco de una gira que lo llevó a varios países de la región— ayer el ministro de Economía suizo, Johann Schneider-Ammann, participó de un evento junto su par uruguayo, Danilo Astori, que tuvo como objetivo "profundizar", en palabras del jerarca uruguayo, los lazos entre los dos países y también impulsar la concreción de este acuerdo.

"Para Uruguay vamos a tratar hoy una cuestión de Estado como es la inserción internacional del país", dijo Astori. "Es una de las líneas estratégicas del Uruguay en su proyecto nacional", agregó. Además, planteó que Suiza es un "país muy importante en la organización EFTA, hacia la cual Uruguay está trabajando", sostuvo.

A su turno, Schneider-Ammann bromeó que la hora de comienzo del evento —8 de la mañana— probaba que los presentes eran "casi suizos, empezando muy temprano". Además, el secretario de Estado mencionó algunos lazos históricos entre las dos naciones, como la inmigración suiza a Uruguay y los conocimientos de producción de quesos que trajeron, y la participación de cuatro jugadores con orígenes en ese país —nombró al arquero Roque Gastón Máspoli— dentro de la selección de fútbol que ganó el Mundial de 1950.

Los países de EFTA, dijo Schneider-Ammann, están al tanto de la "intensa" negociación entre el Mercosur y la UE, pero también hizo hincapié en que un acuerdo entre el bloque sudamericano y el que nuclea a esos cuatro países europeos puede ser un "ganar-ganar" para ambas partes.

Además, el ministro suizo —acompañado en esta gira por una delegación nutrida de empresarios, científicos y legisladores— aprovechó la ocasión para darle un pequeño tirón de orejas al Mercosur. EFTA, dijo, ya alcanzó acuerdos comerciales con 40 socios fuera de la UE, incluidos una decena de países americanos. En este continente, agregó, el "gran vínculo" que falta es con el Mercosur. Pero Schneider-Ammann eligió quedarse con el vaso medio lleno, y destacó que la tercera ronda de negociación entre el Mercosur y EFTA fue en abril, y se está "progresando bien" y en una "atmósfera muy constructiva".

Una de las uruguayas en la "cocina" de esas negociaciones es Valeria Csukasi, la directora general para Asuntos de Integración y Mercosur del Ministerio de Relaciones Exteriores de Uruguay, que también dio su visión sobre este proceso ayer.

Las charlas entre el Mercosur y EFTA, señaló Csukasi, son una "novedad" y una "oportunidad de crecimiento para todos nuestros países".

La cuarta ronda está marcada en el calendario para julio, y será en Ginebra (Suiza). Csukasi —quien adelantó que en esa fecha los bloques ya intercambiarán ofertas— apuntó que se "percibe la ventaja de estar negociando entre cuatro países de un lado" y otros cuatro del otro.

Se nota una "cercanía y comprensión de sensibilidades y de realidades que a mí modo de ver Mercosur no ha tenido con ningún otro socio comercial con el que se encuentre negociando", dijo la jerarca, quien también participa de las reuniones con la UE.

Además, Csukasi recogió el guante del embajador suizo sobre la "ausencia" del Mercosur y admitió: "estamos acostumbrados a escuchar eso de todas nuestras contrapartes".

Pese a que "a todo el mundo un poco le falta" el bloque regional, Csukasi repitió una fra-se que suele usar cuando aparece este tema: "el que llegue primero va a tener muchos beneficios".