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Vencedores vencidos: realidades diferentes de las ferias ante el COVID-19

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Feria de frutas y verduras en Montevideo durante la pandemia de COVID-19. Foto: Leonardo Maine
Nota a Rosana Decima, periodista uruguaya de la seccion Vivir de El Pais, cubriendo temas de gastronomia, salud y tendencias, usando tapabocas en feria de frutas y verduras en Montevideo por pandemia de coronavirus Covid19, ND 20200520, foto Leonardo Maine - Archivo El Pais
Leonardo Maine/Archivo El Pais

Reinvención

Las perspectivas del año para los feriantes son divididas, hay quienes lo vieron favorable, mientras que otros se rindieron. Para algunos la mañana "ya fue", otros se oponen a las ferias vespertinas.

"Si hago números, el año pasado me fue mejor que el anterior y el anterior y el anterior y el anterior”, afirmó Gustavo mientras esperaba que los transeúntes le preguntaran por las pantallas y apliques de su puesto. Es que el 2020 no fue malo para todos, algunos feriantes lo percibieron como “favorable” en cuanto a su facturación, pudieron sobrellevarla con los pedidos por Whatsapp y alcanzaron nuevos clientes. En tanto, otros aún no alcanzan los niveles de ventas pre-pandemia del COVID-19.

Con siete puestos, tres de ropa, uno de juguetes, otro de alhajas, a su izquierda el de libros y en la esquina los apliques para iluminación, la feria de los miércoles en Couture y Arocena sigue reduciéndose. “¡Qué tristeza, lo que era la feria!”, exclamó una mujer mientras conversaba con uno de los feriantes.

Que se consumieran más productos uruguayos y que la gente permaneciera más en sus hogares, motivos que encuentra Gustavo para el crecimiento de sus ventas, no evitaron que la crisis diera un “empujón” para que algunos feriantes se “rindieran” y dejaran de armar sus puestos.

A solo media cuadra, la realidad no fue tan buena. Junto a las novelas y los libros interactivos para niños, se encontraba Jean. A través de su tapabocas artesanal de plástico transparente, el cual utiliza por sus clientes con audición limitada, conversaba con una clienta que recordó comprarle libros desde que era niña. Ella se preocupaba porque sus hijos no eran asiduos lectores como ella cuando estaba en el campo.

“Ella no conoce el cuento del patito feo”, explicó la clienta sobre la beneficiaria del regalo, mientras compraba el librito.

Luego de pagar, agregó: “además, tiene dislexia, le cuesta mucho”, dándole lugar a Jean para mostrarle un libro interactivo sobre patrones de pensamiento, “que no tiene maestro, entonces es más divertido”.

Lo compró.

Personas en una feria de Montevideo. Foto: Francisco Flores - Archivo El País
Foto: Francisco Flores - Archivo El País

Esta no fue la situación general, explicó Jean. Fue un año muy difícil, principalmente los primeros meses.

A mediados de marzo del año pasado, la Intendencia de Montevideo (IM) habilitó solamente las ferias de alimentos, lo que hizo que puestos de ropa, juguetes, libros u otros, no pudieran trabajar, generando la necesidad de “una ayuda económica del gobierno, no los préstamos que estuvieron dando. Si no podés trabajar no necesitás préstamos, precisás dinero”, sostuvo el feriante.

“A priori, la señal más clara era de suspender todo tipo de actividad”, explicó Carlos Varela, director de Promoción Económica de la IM. “Después empezamos a aprender que las actividades al aire libre eran preferibles a las de encierro. Que con medidas de precaución y cuidado, la vida se puede seguir haciendo”, agregó.

A nueve kilómetros de Jean y Gustavo, en La Gaceta y 26 de marzo, las perspectivas también estaban divididas.

Feria La Gaceta y 26 de marzo

En el puesto de frutas y verduras de Martín, el 2020 fue favorable. Mientras que dos de sus empleados atendían clientes y uno comía una fruta, Martín explicó que sus ventas se incrementaron, primero, por el horario restringido de las grandes superficies (supermercados). “Las personas no tenían otro lugar donde comprar”, afirmó.

En segundo lugar, Martín opinó que “se empezó a comer más saludable”. Contó que le preguntaban cómo se hervía la espinaca, para preparar una pascualina.

“Es como dice el dicho, algunas crisis para algunos terminan siendo una oportunidad y algunos aprovecharon eso, reinventándose rápidamente”, afirmó Varela.

Tanto en el puesto de Martín como en el de Fernando, las ventas por redes sociales e Internet se incrementaron, pasando de seis o siete pedidos a 40, según afirmó Fernando.

“Era un sector de la gente que por su trabajo o personas mayores, pedían telefónicamente. Ahora se implementa mucho más. Hemos incrementado mucho público joven a la feria, que te piden por Whatsapp”, explicó Gustavo Dubroca, vicepresidente de la Asociación de Feriantes del Uruguay (AFU).

A su vez, agregó que “al feriante en sí, puede que algunos hayan sobresalido y aumentaron sus pedidos al ofrecer sus productos en redes sociales o páginas web, a ellos capáz que les fue mejor. Creo que el feriante tuvo una venta continua, pareja, cosa que para nosotros es mucho. Si vas al cierre de caja, se trabajó muy parejo, no es que se vendió todo. Hubo una venta de bien para arriba”.

Los feriantes hablan de una caída del 50% en las ventas. Foto: Archivo El País
Foto: Archivo El País

No lo vivieron así Natalia, Luís y Julio, en el puesto de pescados. Natalia, luego de atender a un cliente, explicó que las ventas entre marzo y octubre habían bajado mucho. A pesar del incremento que hubo a fines del año pasado, “no se llegó a lo mismo”, explicó la vendedora.

“Lo que pasa es que hay poca variedad de pescado y la gente estira lo que compra”, explicó Luís. Mientras que fileteaba, agregó que los momentos que se vendía más, “era cuando veían una receta con pescado de (Sergio) Puglia y la gente se agolpaba para comprar ese pescado”.

Agregó también, que no solo se bajó la cantidad de las ventas, sino que “también se perdió gente que compra”.

A su vez, el conductor, Julio, afirmó que previo a la pandemia de COVID-19, cada día de la semana tenía que “ir hasta el puerto”, mientras que ahora solo concurre tres o cuatro veces por semana.

Ferias vespertinas

El horario de la mañana ya fue, ahora es la tarde. Se vende mejor de tarde porque cambió el modelo de familia. Si vas de mañana comprás apurado y poquito, de tarde es sin estrés. Ahora no está el ama de casa, sino se manda a la empleada, pero es la tarde el mejor momento”, afirmó Martín.

Por otro lado, Dubroca opinó que “la magia de la feria es en la mañana. Todos podemos pensar diferente, pero las ferias están en el horario que están. Sé que podés hacer una diferencia más, pero muchos tenemos familia organizada de esta manera, por lo que cambiar el horario sería darte vuelta el panorama. Para eso ponete un supermercado o dedicate a otra cosa. No estoy de acuerdo con las ferias vespertinas, sería hacernos competencia a nosotros mismos. Si tenés una feria el miércoles de mañana y el martes pongo una feria en la tarde, a pocas cuadras de distancia, está mal. No lo veo correcto. Se va a repartir la gente, no hay más personas de las que somos. Ese es mi punto de vista, no el de AFU”.

A su vez, Carlos Varela explicó que "estos mismo feriantes que tienen ventas telefónicas, han comentado que entregan hasta altas horas de la tarde. O sea, que después de trabajar en ferias, siguen trabajando a través de los sistemas de pedidos telefónicos".

"En el periodo anterior estuvieron trabajando en alguna idea de feria vespertina, no es algo nuevo. A partir del miércoles va a empezar a funcionar una feria agroecológica en la zona de Palermo, como hay en Prado y en Parque Rodó, que los autorizamos a armar en la calle, como una experiencia piloto de feria vespertina. Va a ser de 17 a 21 horas", agregó.

Formales e informales: competencia desleal

“Las ferias han luchado toda la vida contra la periferia. Nosotros no estamos contra el laburo, sino contra la competencia ilegal, la competencia directa con el feriante. Acá nadie quiere dejar sin trabajo a nadie. Cumplís con una serie de normativas, permiso, balanza, pagás el piso, BPS, DGI, todos los impuestos correspondientes. Si pegado a la feria se instala uno a vender lo mismo, termina siendo una competencia desleal. Nosotros entendemos que ante la necesidad alguien quiera ir a vender algo, lo entendemos. Lo que es injusto es que tengan un puesto de 10 o 12 metros, que vendan con tres o cuatro empleados, ya no es un trabajo de necesidad, estamos hablando de una empresa. Está bien que la gente le vaya bien, no estoy en contra del trabajador o aquel que quiera hacer su emprendimiento, pero las reglas tienen que ser parejas para todos”, afirmó Dubroca.

Por otro lado, Varela afirmó que “en algunas situaciones donde no habían obstrucciones o no se generaba conflicto, entendés preferible que esté allí tratando de comercializar, buscando un ingreso, lo hace de forma digna, más allá que no tenga tributos o pague el piso, que cualquier otra actividad”.

Ferias UY: la chismosa digital

“Arrancamos a través de otro proyecto que tenía con otros socios, Hey Mozo!, ese estaba orientado a restaurantes, era un mozo virtual. En el momento de la pandemia cierran los locales de comida, todos los locales que atendíamos cerraron, por lo que con mi equipo decidimos, a través de la Asociación Nacional para el Desarrollo (ANDE), usar lo que teníamos para las ferias. Como estábamos parados, decidimos prestarle atención a esto”, explicó Ignacio Ferrero, cofundador de Leenspace. Agregó también, que FeriasUY es “un sitio muy sencillo, un directorio de todos los feriantes de Montevideo con su foto, para que puedan reconocer a su feriante conocido o que encontraran uno nuevo”.

En marzo y abril, cuando la cuarentena voluntaria era masiva, el sitio web tuvo 70.000 visitas, en conjunto, las cuales disminuyeron en mayo a 5.000. En la actualidad, cuentan con un promedio de 1.600 visitas mensuales. “La idea era hacer algo para ayudar en ese momento”, concluyó Ferrero.

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