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La calificadora Moody’s cambió a negativa la perspectiva del sistema bancario uruguayo

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Liquidez: Uruguay con fondos para cubrir vencimiento de deuda.

EVALUACIÓN

Tomó la misma decisión para otros países de la región y en un informe específico sobre Uruguay, analizó los riesgos asociados a la pandemia del coronavirus.

La calificadora de riesgo Moody’s modificó ayer de estable a negativa la perspectiva para los sistemas bancarios de varios países de la región, entre ellos Uruguay. “El crecimiento mediocre en diversos sectores económicos, provocado por una caída en la demanda como resultado de las medidas de contención en respuesta al brote de coronavirus, frenará el crecimiento de los préstamos y cargará a los bancos con provisiones adicionales y una rentabilidad reducida”, dice el informe sobre Uruguay.

El cambio en la perspectiva incluye a los sistemas bancarios de Brasil, Colombia, Panamá, Paraguay y Centroamérica -que es evaluado de forma conjunta-. A su vez, se mantuvo con perspectiva negativa a los bancos de Argentina y México, al tiempo que Perú continúa con perspectiva estable.

El reporte general de la calificadora señaló que el cambio en la evaluación “refleja la expectativa de Moody’s de que el extenso y creciente alcance de la crisis económica y de mercado como resultado de la pandemia de coronavirus impondrá cada vez mayor presión sobre el entorno operativo de los bancos y el desempeño de los préstamos”. Esto va en línea con la proyección de “una contracción de la economía global en 2020”.

Aunque se identifican “medidas gubernamentales para promover la estabilidad del mercado financiero”, se espera que en la región “la calidad de los activos se debiliten dada la incertidumbre con respecto al alcance y la duración del coronavirus”.

En el reporte específico sobre Uruguay, Moody’s señaló que “el entorno operativo se debilitará a medida que la actividad económica se desacelere”.

La previsión de la calificadora para la economía local es que se contraiga en 2020 y logre “un crecimiento moderado en 2021, apuntalado por la construcción de la segunda planta de UPM”. Sin embargo, advirtió que “el crecimiento potencial probablemente será bajo en 2021 si el nivel de inversión privada sigue siendo débil”, al tiempo que habrá un “deterioro del déficit fiscal” por la menor actividad y “el gasto adicional” por el virus.

Dentro de esa visión a futuro, se contempla un deterioro aún mayor al actual del mercado laboral y una suba de los precios en la economía. “Tanto la alta inflación como el desempleo desafiarán aún más la capacidad de pago de préstamos de los prestatarios”, alertó en relación al sistema financiero.

En relación a la morosidad, el informe repasó las medidas que tomó el Banco Central (BCU) como la postergación de los vencimientos de préstamos y la decisión que esto no clasifique como reestructura o renegociación. Pese a esto, Moody’s espera “que la calidad de los activos se deteriore en 2020 dada la gravedad de la desaceleración económica”. El mayor deterioro será “en los segmentos de financiación al consumo y pequeñas y medianas empresas (Pymes)”.

En ese sentido, la agencia subrayó que “la exposición de los bancos uruguayos al comercio y los servicios ha rondado el 26% de los préstamos brutos en los últimos años”, siendo las actividades que más sufren por las medidas de aislamiento social.

Se destacó que la expansión del Sistema de Garantía Nacional (SiGa) que brinda garantía a las Pymes para tomar préstamos, “proporciona cierto alivio”.

A su vez, se prevé que será “pobre” la toma de nuevos créditos al consumo, y que crecerá el “riesgo crediticio del financiamiento” de estos préstamos, que son tomados por las familias y representan el 19% del total de lo que prestan los bancos.

Moody’s también pone el foco en que la reducción de los encajes en pesos y Unidades Indexadas “ha aumentado la capacidad de los bancos para originar préstamos”. Pese a la “fuerte cobertura de reservas a principios de 2020”, resulta “probable que (los bancos) construyan más provisiones para pérdidas crediticias ante las mayores pérdidas esperadas”.

Respecto a la rentabilidad, la calificadora sostuvo que será “menor” al existir “márgenes más bajos” para los negocios financieros. Explicó que lo embolsado por las operaciones de préstamos “representan una parte considerable de los ingresos de los bancos uruguayos”.

Mientras tanto, “los gastos operativos intrínsecamente altos de los bancos uruguayos seguirán afectando la rentabilidad” y “el aumento en las provisiones para préstamos incobrables se acentuará más mientras persista la recesión” por el virus.

Este panorama negativo, “se compensará parcialmente con la depreciación del peso, lo que resulta en ganancias asociadas con las tenencias de los bancos de activos en dólares”. Asimismo, se estima que “la capitalización de los bancos se mantendrá estable en relación con otros sistemas bancarios de la región”, y que “la desaceleración en el desembolso de préstamos aliviará la presión negativa sobre la capitalización” de los entidades.

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